martes, 9 de diciembre de 2008

Los 7 soldados y Edgar Allan Poe


Mas nosotros, los siete allí congregados, al ver cómo la sombra avanzaba desde las colgaduras, no nos atrevimos a contemplarla de lleno, sino que bajamos los ojos y miramos fijamente las profundidades del espejo de ébano. Y al final yo, Oinos, hablando en voz muy baja, pregunté a la sombra cuál era su morada y su nombre. Y la sombra contestó: «Yo soy SOMBRA, y mi morada está al lado de las catacumbas de Ptolemáis, y cerca de las oscuras planicies de Clíseo, que bordean el impuro canal de Caronte

Y entonces los siete nos levantamos llenos de horror y permanecimos de pie temblando, estremecidos, pálidos; porque el tono de la voz de la sombra no era el tono de un solo ser, sino el de una multitud de seres, y, variando en sus cadencias de una sílaba a otra, penetraba oscuramente en nuestros oídos con los acentos familiares y harto recordados de mil y mil amigos muertos.

Fragmento de Sombra: una Parábola de Edgar Allan Poe

2 comentarios:

Rorschach dijo...

no es por llevar la contraria pero estos no son siete, son seis. El séptimo iba a ser bulleteer pero al final se rajó...
Por eso les pasa lo que les pasa...

Etrigan dijo...

Las interpretaciones de Morrison son inescrutables, como los caminos del Señor...